Un estudio publicado en 2018 ubicó a Ecuador entre los países más ineficientes en sanidad al punto de ubicarse en el puesto 54 de un total de 71; tres años después, la situación en vez de mejorar, empeora y recuerda a los ecuatorianos cómo es que el país no ve los frutos de las supuestas inversiones en materia sanitaria.
Hay que recordar el caso de Caroline Chang, la ex ministra de Salud que salió absuelta luego de la adquisición de 115 ambulancias que quedó en el olvido.
En la denuncia contra Chang se aseguraba que en la adquisición de más de un centenar de ambulancias por parte del Ministerio de Salud a la empresa Euromédica, había un perjuicio para el Estado cercano a los dos millones de dólares.
La adquisición se hizo en diciembre de 2007 y se pagó un total de 4.379.200 dólares, y habría un sobreprecio de 16.000 por unidad, dando un gran total de 1.890.000 dólares.
Aunque la justicia ecuatoriana absolvió a la exministra, lo cierto es que el dinero se pagó y que ese mismo monto sobrevalorado pudo haber servido para mejorar el sistema de salud que hoy está en «terapia intensiva».
Y es que la corrupción también salpicó el sistema de salud ecuatoriano durante el gobierno de Rafael Correa. Las empresas que operan esquemas de corrupción hospitalaria desde la década pasada, se siguen adjudicando contratos de equipos y medicamentos.
Un artículo de María Fernanda Egas para La República , recuerda cómo «las prácticas depredadoras del sistema de salud son marca registrada de la Revolución Ciudadana, y son consecuencia del voto al correísmo».
«Hoy la pregunta no es si Ecuador puede recuperarse de los golpes de la corrupción y la naturaleza, pues los países superan guerras y catástrofes mediante el consenso común de salir adelante. La pregunta es si realmente quiere, si ha logrado comprender que el voto tiene consecuencias a la hora de llevar a cabo a sus hijos oa sus padres a la emergencia de un hospital «, Dijo Egas.
La periodista, quien se ha dedicado a resaltar los graves cases de corrupción en el país, recuerda que a Ecuador no debe regresar la corrupción corrosiva del correísmo.
«La decisión está entre dar el voto a la destrucción de la sociedad, la salud y la vida que ha demostrado traer consigo el correísmo; o votar por la democracia, la libertad, el respeto a la vida, la creación de condiciones favorables para la inversión extranjera y el empleo. Esta es la última oportunidad de salir de la pobreza y desempleo, la esperanza de que al Ecuador no se lo lleve el diablo «, concluye Egas en su artículo.